Novela "Año nuevo, vida nueva" cap 10 - De la mano-

Año nuevo, vida nueva.
Capitulo 10; De la mano

Los minutos pasaban lentamente, mientras ellos aguardaban silencio en aquella playa. Lali se aferraba cada vez más a Pedro, quien acariciaba continuamente su rostro. Se pararon lentamente y sin decirse nada, comenzaron a caminar juntos de la mano . Las olas no chocaban contra las rocas, y el viento casi no hacia compañía, y a pesar de la hora, no mucha gente se encontraba en aquel sector. Respiraban casi con miedo, con un gran dolor en el pecho, causado por ellos mismos. Sus manos se encontraban humedecidas por la transpiración de ambas. Pero no había caso, ellos no se despegaban. Y en determinado momento, Pedro se agacho, haciendo que la morocha quedara en la misma posición, tomo aquella remera blanca para después volver a levantarse. Y siguieron así, caminando en silencio sin saber porqué.
Gastón y Rocío se hicieron presentes, contemplando la cálida mirada de aquellos dos, quienes seguían juntos de la mano. Y aunque todos sospechaban que entre los dos pasara algo, se miraban confundidos al observar detenidamente aquella unión de manos, que no se despegaban ni por el hecho de que aquellas miradas se clavaran en las mismas.

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- Ro, ¿te animas a alcanzarle esto a Euge? – Consulto el castaño, levantando su mirada al acercarle la remera-
- Si, yo se la alcanzo Piter. – Respondió Roció al tomarla, y comenzó a caminar nuevamente con su novio.-

Volvieron a quedar solos en aquel sector, no se escuchaba el grito de ningún niño, ni el ladrido de algún perro. Solos, y en silencio. Lentamente y sin querer hacerlo ya no estuvieron más de la mano . Juan Pedro miraba como los ojos de la morocha se llenaban nuevamente de lágrimas, y sin preguntar que le pasaba, la volvió a apretar contra su pecho. El llanto aumentaba cada vez más y él solo la acompañaba con pequeñas caricias que hacían que se calmara. Pero después de unos minutos, volvía. El miedo era cada vez más grande, y la atormentaba cada vez más. No quería ilusiones, pero no podía, Pedro lo atraía, sabia que no era como algunos. Pero igual estaba allí. ¿Qué quiere el miedo? ¿Asustarnos realmente? ¿O advertirnos? Recordó su historia y no paro de pensar que nuevamente otro hombre la abandonaría, pero no había caso, él seguía allí haciéndole compañía.
Me desperté llorando, soñé que no volvías, que no llegaba a tiempo, quizá, quizá tu despedida. Las lagrimas saladas, mojaban mis mejillas, mi carita empapada, los sueños, los sueños que morían


- ¿Por qué no dormís? Te va a hacer bien, necesitas descansar. – Aconsejó al romper el silencio- Descansas un rato, así después en lo de Ro disfrutas. – Agrego Pedro acariciando la mejilla de ella-
- Si. Va a hacer lo mejor – Afirmo Mariana- Me duele muchísimo la cabeza.
- Toma algo, pero descansa, por favor. – Remarco nuevamente- No puedo verte así, y Euge menos. – Confesó Piter, tomándola de la cara-
- Gracias – Pronunció casi en silencio- Gracias por absolutamente todo. – Finalizo y beso su mejilla-
Y nuevamente, de la mano caminaron los dos.
- Agus – Dijo Candela acercándose a él- Ho Hoy – Tartamudeo nerviosa- Hoy mis padres salen, con mis hermanas, vuelven tarde, ya me avisaron.
- Si, ¿Cuál es el problema? – Consulto el característico “cachetes”-
- Quiero que te quedes acá, conmigo. – Resolvió Cande, ruborizándose-
- Me quedo, pero no me asustes. ¿Pasa algo? – Agustín la miro, y solo con ver su expresión descubrió la respuesta-
- Solo quiero que hablemos. – Sentencio y escucho la puerta- La, ¿estás bien? – Pregunto al notar sus ojos humedecidos-
- Si, me duele un poco la cabeza. ¿Les jode que me acueste un rato? – Contesto con una voz casi irreconocible-
- No, como nos va a joder enana. Descansa, estas media media. ¿Segura que no pasó nada? – Insistió Agustín, al acercarse a ella-
- Si, quedate tranqui cachetes, estoy bien. – Aseguro mirando a la pareja-
- Lali, yo se que capaz que no es el momento. Pero necesito pedirte un favor, si no te molesta. – Confundió Candela –
- Decime Can. ¿Qué pasa? – Se intereso Mariana, quien ya se estaba acercando a la habitación-
- ¿Hoy de noche nos dejas? Necesitamos hablar, y como mis viejos no van a estar aprovecho. – Explico nuevamente nerviosa Candela-
- Obvio que no amiga, cuando lo necesites. Esta noche me voy para lo de Euge, no se, veo. ¡Suerte! – Exclamo guiñándole, al entrar a la habitación-

El reloj marcaba la una, Candela entro a la misma para ofrecerle comida, pero Mariana no acepto. No tenía hambre, no se sentía bien como para comer. Y después de dar vueltas por aquella cama marcó las dos, las tres y las cuatro. Hasta que finalmente pudo dormirse. Se despertó a las ocho. Su corazón latía muy rápido, aquel sueño no era un sueño, era como una pesadilla. Aquella persona que se hacia llamar su padre, susurraba en su oído que Pedro no era para ella, que le haría daño. Trato de no pensar en esto, el no era nadie para decirlo, y menos en un sueño.
Se levanto y refrescó su cara, respiro hondo varias veces y se acerco a la pieza de su amiga que se encontraba eligiendo la ropa para dentro de una hora.