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sábado, 7 de marzo de 2009

Novela "Año nuevo, vida nueva" cap 14 -



Año nuevo, vida nueva.
Capitulo 14; Vale más

Aguardaron unos minutos más en aquella playa, a los besos, dejándose querer. Y a las siete menos cuarto, se hicieron presentes en aquella habitación, donde Eugenia esperaba impaciente. Abrieron despacio la puerta y cuando ella fijo su vista en Mariana y Pedro, corrió a abrazarlos. Beso reiteradas veces la mejilla de cada uno de ellos e insistió con si estaban bien o si necesitaban algo. Lali temblaba cada dos segundos y estornudaba varias veces, todo era provocado por el frio que tomo en estos 45 minutos de charla con Pedro. Se dirigieron al cuarto del último, donde Mariana se acostó en una cama y Eugenia se recostó a su lado, para hacerle compañía. La rubia comenzó a llorar en silencio, con cortas lágrimas que bajaban suavemente de sus ojos y...



empapaban sus cachetes. Mariana no lo notó, intentaba cerrar sus ojos y no abrirlos por un buen rato, necesitaba descansar. No se volteó en ningún momento, por lo que Eugenia supuso que ya había caído en uno de aquellos sueños, se dio media vuelta, sin importarle aquellas lagrimas y se acerco hasta Pedro, quien con unos movimientos, la rodeo con sus brazos y besó su frente. No pudo hacer más que sonreírle y notar como su amiga, que todavía contaba con aquellas lagrimas en sus ojos, le devolvía el gesto. Pero no, supuso mal. Mariana no estaba durmiendo, se sentó en aquella cama como pudo, con una mirada de no saber que pasaba, de no entender absolutamente nada. El corazón de la rubia se congeló, envolvió su mano izquierda con la derecha y las acerco al medio de su pecho, respiraba bajo, con miedo. Estaba insegura de lo que pensaba, no sabia si era cierto, tal vez si, tal vez no. Tal vez se estaba equivocando y su amiga no volvería a cometer el mismo acto ni otro similar que al de esta madrugada, pero tal vez si, y estaba demasiado nerviosa como para ser ella quien la parara esta vez. No quiso girar para ver la cara de Pedro, seguía con miedo. Pero en ese entonces, Lali se paró de aquella cama y se acerco a ellos, su cara se transformo instantáneamente y acorto la distancia para besar ella, la frente de su amiga.

- Te amo demasiado – Expreso tomándola de las manos- Y perdón por todo.
- ¿Perdón? ¿Perdón porque? – Consulto Eugenia frunciendo el ceño-
- Por todo, a veces siento como que no te agradecí nunca todo lo que hiciste por mí, y te lo vengo a agradecer cuando estás en peligro. Te juro que yo intento hacer las cosas bien y devolverte de la misma manera todo lo que hacer por mí, pero no puedo. Lamentablemente no salí como vos, y odio no haber salido. Vos sos tan única amiga, siempre estás, siempre me contenes, siempre tenés las palabras justas para calmarme y yo no. Nunca estuve con vos, nunca hice lo mismo que haces vos. Siempre estoy a tu lado, pero siento como que no vale de nada que esté, porque mi presencia no es tan única como la tuya. Cuando vos estás mal, yo lo único que hago es ponerme triste también, pero nunca tengo las palabras para apoyarte. Perdón amiga, perdón.

María Eugenia la miro, sus ojos tomaban un brillo especial, que nunca lo habían tenido, excepto el 24 de agosto del 2006. Pero eso no iba al caso, se hundió en un mar de lágrimas provenientes de sus ojos y quedó en silencio por unos minutos. Pensó una y otra vez aquellas palabras tan sinceras de su mejor amiga y levantó su mirada. Esbozó una enorme sonrisa, esa sonrisa que solo ella podía hacer, aquella sonrisa tan única. Humedeció sus labios y respiró profundo.

- Tu presencia vale más que mil palabras. Y te puedo asegurar que me haces mejor de lo que pensas amiga.

Sellaron aquellas palabras tan sinceras con un tibio abrazo. Pedro miraba aquella situación con ternura, sus ojos se humedecieron lentamente, pero se contuvo, no dejo que ninguna lágrima recorriera su rostro. Y cuando las dos chicas se separaron, se acerco a ellas.

- Su amistad, vale más que cualquier cosa. – Expreso el castaño entre un suspiro-

Y era así. Ellas juntas, valían más que diez mil amigos, pero por separadas no valían. Eugenia no era ella sin Mariana, y sin Eugenia, Mariana estaba totalmente perdida. Juntas, con el corazón unido, lograban cosas que ni diez mil obreros podían hacer. Pero juntas, totalmente juntas.

”Ella es parte de mi, ella sufre por mi, ella ríe cuando estoy feliz. Ella es mi mitad, me acompaña a soñar, soy más fuerte y me alegro cuando ella esta”

Se recostó para seguir durmiendo, y ahora si, poder descansar en paz. Ya todo estaba arreglado, no había confusiones y eso la hacia feliz. Y se durmió por fin, perdida en aquellos pensamientos. Eugenia y Pedro, aquellos eran sus pensamientos. En cambio, él se encontraba en aquella cabaña que quedaba aproximadamente, a siete cuadras. Allá adentro se encontraba jugando a la play junto a Agustín. Y por dentro escondía tanta felicidad.
Y al rato, casi las nueve y veinte de la mañana, Rocío y Gastón, quienes también dormían en aquella cabaña, despertaron. El rubio se unió a aquel juego, y juntos, los tres, comenzaron a hacer aquella competencia de carrera de autos. Rochi observaba todo con detención, nunca los había visto tan felices, tan unidos. Se dirigió lentamente a lo de Euge y al entrar le hizo compañía en aquel desayuno que recién estaba empezando, de forma solitaria. Al terminar aquella charla de amigas que habían tenido, en la que hablaron de mil temas distintos, Lali se hizo presente en aquella cocina, saludando a Rocío con un fuerte abrazo. Y una amistad así, vale más que un millón de cosas sin valor alguno.


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