En los transcursos de los dias estamos subiendo información que fue borrada en nuestro blog, debido a unos problemas ajenos al blog. Además de esto, estaremos haciendo reformas y algunos cambios en el blog.
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viernes, 27 de marzo de 2009

Novela "Año nuevo, vida nueva" cap 32


Año nuevo, vida nueva.
Capitulo 32; Hoy

Después de correr tanto para que la chica llegara al fin a donde estaba se recostó sobre la arena mirando las pocas nubes que se presentaban en el cielo hoy. Con su mirada apuntada en eso pudo ver también como dos niñas, mejor dicho dos adolescentes, de casi su misma edad, vestidas las dos con un corto short de jean y sin nada arriba, excepto el bikini, chapoteaban en la orilla del agua. Reían fuertemente sin cesar, y al parecer, también cantaban. Y en plena concentración, cuando intentaba descifrar aquella canción y su mirada se dirigía a aquellas adolescentes, una mano se poso sobre sus ojos, impidiéndole otra vista que no fuese el color negro. Intentó sacarlas pero no pudo, al parecer se encontraban con mucha firmeza.

- ¿Ya andas mirando? –Consulto enfadada y despegó sus manos de los ojos de él-
- No, intentaba descifrar que cantaban, el ritmo me atrapó. –Mintió sin las intenciones. No quería armar lio-...




- Más te vale. No da que gastes las cinco horas que tenés para estar conmigo en mirar chicas. No da ni te conviene, porque podes quedar con este ojo hinchado. –Advirtió en forma de amenaza, señalándole el ojo izquierdo- Además en todo caso podrías mirar chicas lindas.
- No son feas, tienen buen cu.lo y lindo cuerpo. Y aparte buen gusto, me encanta el bikini de la morocha. –Opinó intentándola hacerla enojar. Y lo consiguió-
- Anda a cag.ar. Además el bikini es blanco, más aburrido imposible. –Protestó levantándose-
- No hablaba de aquella. –Explico señalando- Hablaba de esa morocha –Agregó señalándola a ella-
- ¿Y yo como te creo? –Desafió volviendo al lugar donde estaba-
- Primero porque sabes que solo tengo ojos para vos, por algo te propuse ser mi novia, segundo porque ninguna de las dos de allá son morochas, una es rubia y la otra es castaña, oscura pero castaña, y tercero porque la rubia es media gordita y la morocha no tiene casi cu.lo
- ¡Entonces si las miraste! –Exclamo logrando que el chico bufara y siguiera con su vista al cielo- No, espera. Si te creo. Aunque no te tenia tan así con la peluquería y los tonos de color de cabello. ¡Pareces Cande! –Bromeó riendo-
- Sé que cada día te sorprendo más.

Después de reír unos segundos se acomodo al lado de Pedro, colocando su cabeza sobre el hombro de él, lo que permitió que recibiera pequeñas caricias. Apretó fuertemente sus labios y esbozo una amplia sonrisa. Y de un segundo para otro sus ojos estaban empapados en lágrimas. Desconocía la razón y el motivo, porque en realidad no tenía razón para hacerlo. Hoy era uno de los mejores días de su existencia en el planeta, desde que mamá la trajo al mundo. Hoy era una de las chicas más felices de Pinamar, e incluso se podría decir que también de Argentina. Hoy era la novia del chico que robo su corazón hace días atrás.

- ¿Qué te pasa mi amor? –Pregunto preocupado el castaño al notar las lagrimas que recorrían su rostro-
- Nada, bobadas mías. No te preocupes, estoy bien. –Aclaro no muy segura-
- Seguro que no son bobadas, y si lo fueran me interesarían igual. Porque vos me importas. ¿Queres contarme? –Consulto sin la intención de obligarla-
- Vos me pasas, no se, te va a sonar muy idiota. Pero me siento la princesa de un cuento de hadas. –Pedro rió- De verdad, vos sabes por todo lo que pase, y esperé alguien que no me fallara nunca durante muchísimo tiempo. Y hoy vos estás al lado mío haciéndome la persona más feliz. Y no encuentro forma de agradecerte, y siento que soy muy poco para vos. –Confesó volviendo a dejar que las lagrimas bajaran-
- Sos muy tonta entonces, porque vos sos muchísimo para mi. Y no voy a estar solamente hoy a tu lado, voy a estar siempre. –Ahora en sus ojos también comenzaban a aparecer lagrimas- Siempre –repitió suave-
- ¿Me lo prometes? –Pregunto Mariana entre sollozos, consiguiendo que Pedro la besara-

La morocha se mostraba nerviosa, sus manos temblaban y su piel se estaba tornando blanca. Se hundió en el pecho del castaño, quien no dejaba de acariciarla ni un solo segundo. Dejó sonar sus dedos y lentamente subió su cabeza hasta el hombro del chico. Se sentía sin fuerzas, sin ganas de nada, excepto quedarse así con él. Pasó suavemente su lengua sobre sus labios, humedeciéndolos; estiró sus brazos y movió su cabeza unos segundos, hasta encontrarse cómoda. Se sentó de rodillas en frente de Pedro y después de observarlo detenidamente comenzó a besar sus mejillas.

- Espera Lali. ¿Te sentís bien? –Pregunto tomando su cabeza con delicadeza, entre besos-
- Perfecta –Respondió obviando el tema-

Y aunque sabia que ella mentía, trato de no atormentarla de preguntas. Lo único que él quería era lo mejor para ella, y notoriamente ese tema no era lo mejor. Sacudió su cabeza, intentando así despejarse y se concentro en el beso. Revoleo sus ojos y rozo su nariz con la de ella. Estaba nervioso y no sabia como disimularlo, el comportamiento de Mariana lo hacia dudar demasiado.
No sabía si realmente estaba bien, o si estaba mal..

-Estoy bien, enserio Piter –Insistió despegándose, y recibió a cambio un gesto de “ya lo se” – No parece.
-No se La, no se que pensar. Estas rara y no me queres decir. ¿Pasa algo?
-Si, pasa que me estoy muriendo porque extraño tus besos. –Contesto jugueteando- ¿Hace falta que te diga que junto a vos nunca puedo estar mal? –Le pregunta con voz tierna besándolo-
-¿Y hace falta que te diga que te amo con locura y que no puedo verte triste? –Repregunto y volvió a unir sus labios con los de ella-
-Sos tan hermoso –Y suspiró-

Pedro mordió su labio inferior. Era increíble como de un segundo al otro alguien puede cambiar su estado de ánimo. Aquellos enormes y marrones ojos de la morocha volvieron a ser los alegres ojos de siempre, aquella sonrisa era la enorme que esbozaba todos los días, aquella voz tierna era la misma voz tierna que tuvo desde un principio, ella era la misma Mariana alegre, divertida, dulce y hermosa que él había conocido. Odiaba verla triste, y no solo eso, odiaba que cambiara tanto cuando se ponía así. Suspiro con fuerzas y la miro a los ojos.

-Vos también. –Respondió casi sin aliento, reposando su cabeza nuevamente en la arena-


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