En los transcursos de los dias estamos subiendo información que fue borrada en nuestro blog, debido a unos problemas ajenos al blog. Además de esto, estaremos haciendo reformas y algunos cambios en el blog.
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lunes, 30 de marzo de 2009

Novela "Año nuevo, vida nueva" cap 34


Año nuevo, vida nueva.
Capitulo 34; Cuidame

Finalizaron la cena después de haber terminado todas las hamburguesas, sin dejar la opción de poder comerlas al otro día en el almuerzo, y dejar totalmente vacio los tarros de helado. Las botellas de refrescos se encontraban expandidas por toda la cabaña, con ni siquiera una mínima gota de contenido. La pantalla de televisión se encontraba azul, el Dvd estaba abierto, con la película allí, en señal de que había terminado. El sillón más cercano al televisor, ocupado por Eugenia, quien tenía la cabeza de su novio en sus piernas, Daniela, y en el espacio mas angosto estaba Agustín. En el piso estaban tirados Candela, Roció y Gastón. Victorio dormía con su cabeza en la mesa, probablemente con una gran marca causada por el diseño del mantel, y unos centímetros cerca de la cocina, despatarrado por toda la alfombra dormía Pedro, abrazado a… abrazado a… ¡Mariana! ¿Dónde estaba? Abrió sus ojos y se acomodo para poder besar a la morocha, logrando nada mas ni nada menos que besar la horrorosa alfombra que contaba la cabaña de Daniela. Frotó sus ojos y se paró. Visualizo todo el lugar, uno por uno a todos sus amigos y definitivamente no, Mariana no dormía allí. Sintió un ruido desde la última habitación de la cabaña, dirigiéndose rápidamente a ella. Tocó la puerta por instinto, nadie respondió, logrando que delicadamente Juan Pedro abriera la puerta. La morocha se mostraba completamente pálida, tirada en el piso del baño con sus manos en las extremidades del inodoro y su cabeza centímetros más arriba de este último. Se acercó unos pasos hasta quedar a su lado y así bajar a su altura....



- ¿Mi amor estas bien? –Pregunto con desesperación rodeando con sus manos la cintura de ella-
- Mas o menos, estoy mareada y con muchísimas ganas de vomitar. –Pedro elevo su mirada al inodoro- pero no puedo –finalizo segundos después-
- Tenés fiebre, y muchísima –Dedujo después de posar su mano unos segundos sobre la frente de Mariana-
- Si. No se, me siento muy mal. –Explico llevando su rostro nuevamente hacia el inodoro, sin lograr nada- ¿Me llevas al médico? –Pidió intentando posar sus pies y pararse- Por lo menos para que me diga si tengo algún virus o algo, no se.
- Si obvio mi amor. Abrigate que te llevo. –Le dijo mientras la tomaba de la mano, ayudándola a pararse-

Se colocó únicamente la primer campera que encontró de su amiga y partieron en un taxi hasta la clínica más cercana, donde simplemente un médico pudiera revisarla. Pedro la rodeo por la cintura nuevamente y coloco la cabeza de ella delicadamente en su pecho. Besó su frente, impactándose por la manera en la que esta ardía, de tan manera que la hacía transpirar. Mariana cerró sus ojos fuertemente, creyendo así que el dolor de cabeza podía calmar, y una vez que los volvió a abrir se encontraba ya en el hospital.

- Bueno Mariana, un día de reposo, en la cama, nada de comer cosas pesadas ni de enloquecerse. –Explicaba el doctor mientras escribía en una planilla- No es ningún virus ni alguna enfermedad, solo que tomaste frio y probablemente la comida te calló mal, o comiste demasiado. Y el dolor de cabeza y la fiebre es producto de nervios y mucha tensión. –Continuó- Pero después todo bien.
- Muchísimas gracias doctor –Agradeció el castaño, tomando a Mariana-
- De nada, y cuídela –Remarco al verlos salir del lugar-
- ¿Escuchaste? Me tenés que cuidar. –Repitió con pocas fuerzas Lali-
- Lo voy a hacer toda mi vida.

Cuidame amor, cuidame hoy, cuidame por favor, se ahoga un sueño en mí tengo un cuento por delante junto a ti

Pidieron nuevamente un taxi de regreso a la cabaña. La chica apenas podía mantenerse parada unos segundos, se tambaleaba a cada rato y el frio la hacia no reaccionar. Pedro se preocupaba cada vez más, el hecho de que no pudiera caminar sola, sin alguien al lado lo hacia ponerse muy nervioso, pero seguro era tan solo la mezcla del frio, sueño y dolor de cabeza. Un día de reposo y tal vez se volviera a encontrar tan bien como los días anteriores. Se durmió al segundo que entraron en aquel vehículo negro y amarillo, con su cabeza en el hombro de su novio, que besaba constantemente la cálida mejilla y jugaba con su extenso y morocho pelo. Pagó el viaje, que aunque no interesa, vale aclarar que los paseó por Pinamar, y alzó con fuerza a Mariana en sus brazos, para poder acostarla en una cama, una vez que ya se encontraban en lo de Daniela. Allá adentro todos miraban con detención la escena, y tan pronto como la “enferma” callo en la cama comenzaron con el interrogatorio, haciendo que Pedro remarcara unas ocho veces que se encontraba bien, y que tendría que hacer reposo. Después de poder liberarse se marchó al cuarto donde se encontraba Mariana con sus ojos cerrados, beso suavemente sus labios y se acostó a su lado.

- ¿Me das un beso? –Pregunto con una voz más gastada de lo normal- Uno no, muchos. –Se corrigió-
- Todos los que la más hermosa quiera–Respondió él inclinándose hacia ella, comenzándola a besar. Quería que el tiempo se congelara en ese momento, donde ellos se amaban sin importarle absolutamente nada.- Y bueno, ahora a dormir señorita que estas muy cansada.
-Con una condición. –Desafió Mariana intentando sentarse. Pedro puso sus ojos en blanco y luego asintió- Que te quedes acá conmigo –Finalizó y esbozó una media sonrisa-


2 comentarios:

flor-teen dijo...

BUENISIMA LA NOVE

BESOS

Anónimo dijo...

me encanta como va la novela hay amor buena vibar y esque peter es un cuida y mariana no lo para de rapetir

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