Novela "Año nuevo, vida nueva" cap 38

Año nuevo, vida nueva.
Capitulo 38; Cuentos

Escuchó después de varios minutos aquella voz que deseó tanto escucharla. Despegó su mirada de sus rodillas y de a poco la fue elevando para poder llegar a aquel rostro que tanto le gustaba, aquel rostro que solo Mariana poseía.

- No, esta todo bien –Respondió con ironía, pero sin sonar así-
- No esta todo bien, perdoname, no quise contestarte así. No es contigo la bronca –Explico la morocha sentándose frente a él- Lo que pasa es
- Es el de Piriapolis, ¿no? –Interrumpió con un tono de tristeza- El primer chico del que te enamoraste –Afirmo para si mismo-
- Si –Pronuncio con vergüenza- Pero vos sabes que es pasado pisado. ¿O no? –Pedro bajo su mirada- ¿O no mi amor? –Repitió incomoda-
- Pienso que si –dudó- ¿Podemos hablar? –Inquirió luego de intentar que las palabras salieran de su boca- Necesito que hablemos –Explico Pedro con un nudo en la garganta. Mariana solo asintió- En tres días me voy y
- No me lo hagas acordar –Interrumpió Lali con voz triste, junto a una lagrima que bajaba de su ojo izquierdo-....




- No llores por favor. Te necesito fuerte mi amor –Pidió secando aquella lágrima- Nos vamos a seguir viendo –Explico en tono dudoso-
- ¿Me lo prometes?
- Si hermosa, si. –Y dio un pequeño apretón de labios-
- ¿Cuántos días no nos vamos a ver? Es distinto Pedro. Acá me levanto y te tengo conmigo, como y te tengo con mío, sonrío y vos estas sonriendo al lado mío, y no quiero que deje de ser así –Protestó arrodillándose frente a él- ¿Entendés? –Inquirió después al notar solamente silencio-
- Si, entiendo. Es el miedo a separarnos, ¿no? –La morocha siguió el ejemplo anterior, bajo su mirada y no pronuncio nada más.- Mi amor, estamos grandes ya y entendemos las cosas, ponele que, aunque nos cueste, dos días no nos veamos, pero después nos vamos a ver si o si todos los días, vas a venir a mi casa obligada, y si es necesario te voy a ir a despertar todas las mañanas. Las cosas en Buenos Aires van a suceder como en los cuentos –Respondió tomando a Mariana de la barbilla-
- ¿Cómo en los cuentos ? –Pregunto esta junto a un intento de reír-
- Si –Pronunció velozmente- A ver, en los cuentos las cosas pasan como las quiere el autor ¿verdad?. Si el autor quiere que todos sean felices, todos lo van a hacer, si el autor quiere que el cuento sea en Rusia, va a ser en Rusia. Acá es lo mismo mi amor, nosotros somos los autores de nuestro cuento, el cuento que creamos los dos. Si nosotros –hizo una pausa, y volvió a remarcar aquella palabra- nosotros, queremos seguir viéndonos, lo vamos a seguir haciendo, si nosotros queremos vernos todos los días, pase lo que pase, nos vamos a ver todos los días. –Finalizó tomando delicadamente sus manos y regalándole una sonrisa-
- Tengo miedo, miedo a que el cuento no tenga un final feliz –Expresó mientras las lagrimas bajaban rápidamente de sus ojos. Juan Pedro notó aquel sentimiento con tan solo mirarla a los ojos-
- ¿Por qué tendría que ser así? –Cuestiono sin desviar su vista- ¿Vos estás confundida? Digo, este chico, Martín. –Masculló- ¿Seguís sintiendo algo por el? –Pregunto al fin después de tantas idas y vuelta-
- ¡No! ¿Estás loco mi amor? –Saltó enseguida- No siento nada por él, nada, y que te quede claro –Remarco con total seguridad- Yo te amo a vos, y solamente a vos –Insistió-

Queramos creerlo o no, nosotros somos los autores y a la vez protagonistas de nuestro cuento, en donde las cosas que queremos lograr, las logramos, cueste más tiempo o menos tiempo del que este narrado. Cuando el escritor dice que algo va a suceder y así lo siente, va a suceder, tal vez no hoy, ni mañana, pero si algún día. Entonces, ahí es cuando nos damos cuenta que a lo que tememos, es a la verdad. Cuando tememos al lastimar, es porque sabemos que hay algo que no esta lastimando o nos estará lastimando en poco tiempo, nosotros sabemos todo , por algo somos los autores, lo único que nos falta, es abrir los ojos y poder verlo.

- ¿Me prometes que nunca vas a dejar que nos peleemos? –Pregunto casi sin aliento, después de demostrarle cuanto amor cabía en un beso-
- Te lo prometo –Susurró- Pero Lali, algo me escondes. Quiero saber que es –Explicó-
- No –Negó con su cabeza y llevo su mano junto a la de el hacia su corazón- Te juro que se que parece que te este escondiendo algo, pero no es así, siento que tengo que pedírtelo, siento que este viaje me esta poniendo muy insegura, y creeme que lo que menos quiero en este momento es distanciarme de vos. –Aseguró la morocha dejando que las lágrimas volvieran a aparecer-
- Entonces te lo recontra prometo.
La tomó de la mano y juntos lograron pararse y apartarse de aquella esquina, al final, Mariana se había perdido de ver lo que tanto le había querido ver, pero no le importaba. Su novio era más importante. Todavía no lo había descubierto, una asquerosa sensación rondaba en ella, un miedo que no entendía, recuerdos y el futuro. ¿Qué le pasaba? No sabía, y tampoco sabía que aquel cuento estaba por cambiar, por que los autores así lo querían. ¿Para bien o para mal? Pregunta sin respuesta, solo el tiempo la tenía. ¿Cambiaria hoy? ¿Mañana? ¿Dentro de años? No se sabía, pero cambiaría.

-No llores más, por favor –Suplicaba el castaño al sentarse junto a ella- ¿Qué es lo que pasa?
-No se, tengo una sensación muy fea acá –Respondió llevando su mano a su corazón- Y siento que todo se va a derrumbar, que todo va a cambiar, y no quiero. –Reprochó con su mirada baja-
-Tranquila mi amor, yo voy a impedir todo lo malo. Yo voy a impedir separarnos por algo malo. –La calmo, a la vez que la consolaba, realmente Juan Pedro era increíble-
-Te amo más que a nada en el mundo.