Novela en el blog "Año nuevo, vida nueva" cap 49

Año nuevo, vida nueva.
Capitulo 49; No es bueno

Lo agarraba con firmeza, y con suma delicadeza lo atraía hacia él, para beber el líquido que contenía. Lo volvía a dejar y tomaba el tenedor, para separar en cuatro partes los alimentos y volver a apoyarlo en el plato. Repitió la acción durante varios segundos, sirviéndose agua frecuentemente. La mayor lo observaba de reojo, mientras comía parte de lo que se encontraba en su plato. Él seguía con aquello de estirar su mano para aferrarla al vaso y tomar, jugar con la comida y tomar. Mientras tanto tarareaba lentamente y, más que nada para sus adentros, una de las tantas canciones que él solía cantar. No se llegaba a entender, pero probablemente seria la mismísima ‘En el muelle de San Blass’.

- Pedrito, ¿no vas a comer? –Consulto Majo después de ojear el plato unas cuantas veces- ¿No te gusta?
- No no, me gusta si, pero no tengo mucha hambre –Explicó el castaño mientras le dedicaba una amplia sonrisa a su novia-
- Ya entendí, ¿Van a salir a comer?
- Lamento desilusionarte ma, pero no entendiste. No vamos a salir a comer, no comerá porque no tendrá ganas –Agrego mientras apartaba su plato- Y yo no quiero más.
- ¡Tranquila Mariana! –Exclamo su madre por lo bajo- ¿Qué te tiene tan loquita?
- El idio+ta me tiene así, el idiota. Y vos mamá, me haces calentar. –La observaba con detenimiento, esperando alguna explicación- ¡No me mires así! –Ordenó tras golpear su puño contra la mesa- Tendrías que haberle dicho algo cuando insulto a Pedro, porque le guste o no es mi novio –Se quejó con la verdadera razón-
- Bueno, calmate. No me voy a poner a discutir con él, dejalo, no le hagas caso. –Aconsejo mientras levantaba uno de los platos-
- ¡No! Me molesta que sea así. Si se fue de casa que no joda, es mi vida y no se tiene que meter –Y dicho esto tomo a Juan Pedro de la mano y lo arrastro hacia su habitación-..

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Todo quedo en silencio tras pasar aquella puerta. Ella lentamente se iba recostando sobre su cama, mientras que el castaño la miraba desde el marco de la puerta. El dolor y la bronca que ella sentía, se notaba en todas partes. En su voz, en sus ojos, en sus acciones, en cualquier cosa. Esas incontables ganas de llorar e intentar contener las lágrimas no es bueno. Guardarse el dolor tampoco lo es, cuando algo nos pega bien adentro y nos hace mal, tenemos que llorar, tenemos que gritar, que patalear. no es bueno dejar que el dolor nos consuma y nos vaya haciendo más débiles con el tiempo. Hay que quitar toda aquella bronca, hay que seguir adelante dejando todo lo que no es bueno atrás. Y a veces es mejor hacerlo sola, en silencio, y otras con un hombro, con alguien que nos consuele. Alguien que nos mime, nos cuide, nos alegre o al menos lo intente. Eso si es bueno.
Se acerco hacia ella a medida que noto que sus ojos se empañaban de lágrimas, intentando calmarle el dolor. Se arrodillo en el suelo, de una manera en la que tuvo alcance a su cuerpo y pudo estrecharla hacia su pecho y apretarla con sus fuerzas. Metió sus dedos entre su pelo y acerco su boca hacia su oído, logrando que ella pudiera sentir su respiración acelerada. Se fueron separando delicadamente y sin llegar a respirar unieron completamente sus labios. Ella estaba mal y él estaba allí para consolarla.

- ¡No doy más mi amor! ¡No doy más! –Exclamaba mientras se tiraba nuevamente sobre su cama- Te juro que intento ser fuerte, pero no puedo. –Expresaba con una voz consumida por el dolor-
- Ya lo se Lali, ya lo se. Pero si es por mí, de verdad, no te preocupes. No me molesta, no me molesta –Repetía en un intento de calmarla-
- Pero a mí si me molesta –Contradijo- Me molesta que no acepte mi vida como es. Si sos mi novio, no tiene porque tratarte como te trato. Me jode, y no me lo banco. –La desesperación estaba totalmente presente, las palabras se atropellaban entre si-
- Capaz que con el tiempo lo logra –Estimó Pedro mientras acariciaba su espalda-
- ¿Con que tiempo? –Pregunto incrédula Mariana- No es un tema de tiempo, hoy, mañana y el domingo te tiene que tratar bien. –Justifico mientras posaba su delicada mano sobre la mejilla de su novio-
- Ya lo se hermosa, pero es así. ¿Cambia algo en nuestra relación? –Mariana se limitó a negar, contrajo sus músculos y apretó fuertemente su puño- ¿Entonces? ¿De que te vas a preocupar? –Consultaba mientras jugaba con un fino mechón del pelo de ella- Si no interfiere entre nosotros dos, a mi no me molesta para nada –Repitió calmándola-
- Nadie va a interferir en nuestra relación, por lo menos mi hermano no. Y si lo intenta, quiero que me jures que no lo vas a permitir –Pidió poniéndose nuevamente firme-
- Ya te lo permití, pero si lo tengo que volver a hacer lo hago –Aseguró tranquilo- Te lo prometo –Y besó delicadamente sus dedos-

”Solo tú tienes ese maldito don de calmarme noche y día. Solo tú sabes cual es mi punto débil, solo tú me besas como lo hace”

La apretó contra su pecho una vez que ella había salido del baño. Sintió como sus brazos se aferraban a él insegura, molesta. Respiraba con cierta dificultad, y su voz se cortaba cuando intentaba pronunciar un simple ‘Te amo’. El latido de su corazón aumentaba en menos de un segundo. La aferro más a él, hasta creer que la lastimaba, y noto como ella se relajaba fácilmente.

-Te amo, y eso no va a cambiar. –Dijo cuando se sintió más calmada-
-No tengas miedo Lali.
-¿Vas a estar siempre conmigo? –Consulto mientras sus ojos se volvían cristalinos- ¿Siempre? –Repitió-
-¿Dónde tengo que firmar? –Repregunto mientras reía-

Y en pocas palabras, la inseguridad se desvanecía cuando Pedro estaba. Él era tan optimista, tan tranquilo. Capaz de calmarte hasta en los peores momentos. Tan Pedro, tan casi perfecto.