Capitulo #30: Noche de Tormentas
-Lali! –sentí gritar y empujé a Peter, antes de que me bese, para que él cayera al piso- Lali, aca estas –me dijo Eugenia, y miró hacia el suelo- que haces ahí tirado Peter?
-Tomo sol –dijo irónico y algo malhumorado- que voy a estar haciendo Eugenia?
-Nose, por eso te estoy preguntando tarado
-Se… se me cayó una pulsera y me está ayudando a encontrarla –mentí- para que me buscabas Euge?
-Quería que me acompañes a la biblioteca para elegir un libro para la tarea de mañana que nos mando Mariano
-Ah cierto, casi me olvido. Dale, vamos
-Para, para –me frenó Peter- no te estás olvidando de algo?
-Sí, si encontras la pulsera después avisame. Chau –y salí junto a Euge de la habitación
No lo podía creer, me estaba por besar. Un altar ya a la rubia que interrumpió el momento. Pero me da pena Pedro porque lo deje tirado en el piso. Bueno che, él tiene que entender que… que… nose que tiene que entender, pero que entienda. Nos fuimos juntas hasta la gran biblioteca de la academia. Yo me senté en una silla, con una mesa adelante, esperando a Eugenia a que traiga el libro que serviría para la clase de literatura de mañana....
-Euge, no te parece que trajiste muchos libros? –mirando como apoyaba un pila de libros sobre la mesa
-Son todos los que yo leía cuando era chica. Mujercitas, El naufrago, La bella jardinera, Las mil y una noches –miro hacia delante y sonrió- me acuerdo que cuando tenía cuatro años, tenía una amiguita de la misma edad que mi hermano. Y ellos dos juntos inventaban cuentos para mí. Uno de ellos me acuerdo que se llamaba Noche de tormentas.
-Enserio? Que lindo, y como se llamaba la nena?
-Te digo la verdad? No me acuerdo. Con mi hermano decidimos olvidarla como ella se olvido de nosotros, porque de un dia para el otro desapareció
-Que raro. Yo también me acuerdo de haber escuchado ese cuento cuando era chica, pero tampoco me acuerdo patente
-Imposible Lali, los inventaba mi hermano
-Sí, capas que me confundí. Pero lo que si me acuerdo es que tenía unos amigos de mi misma edad, pero no los veo más desde que tengo seis años
-Ay, igual que nosotros. No serás vos mi amiga, no? –dijo, bromeando
-No tonta, me hubiese dado cuenta –y reímos- volvemos?
-Sí. Vos no vas a agarrar ningún libro?
-Agarro uno de los que tenes vos
-Ah bueno, entonces vamos
Regresamos a nuestro cuarto y estaba Candela con Nicolas charlando. Y cuando Euge lo vio, note algo de preocupación. Solo lo saludo sin ningún beso ni nada. Dejo los libros sobre mi cama y se metió en el baño. Yo si saludé a Nico con un beso y me integre a la charlita que mantenía con la delgada. A las horas, él se fue y Eugenia salió del baño. Al pobre Nico le tuve que mentir diciéndole que estaba descompuesta, aunque dos horas en un baño es medio raro. Las tres nos pusimos a buscar un libro para la clase que dicta Mariano, y en ese momento, se largo a llover ya que veíamos las gotas por la ventana del cuarto. Nos quedamos ahí y seguimos leyendo hasta que se hizo de noche y salimos para cenar. La lluvia no paraba y, de vez en cuando, se encontraba algún trueno o relámpago. En mitad de los fideos con salsa, hubo un corte de luz y las velas fueron alcanzadas por los profesores para que nos guíen hacia las habitaciones. Nosotras tres caminábamos de la mano por los pasillos ya que nos queríamos perdernos ni meternos en ningún otro cuarto, sería lo único que nos faltaría. Cuando llegamos, nos colocamos los pijamas como pudimos, con esa poca luz que había, y nos metimos en la cama para dormir. Euge y Cande consiguieron consolidar el sueño, pero a mí me costó cerrar los ojos ya que las tormentas no me gustan para nada. Sentí un ruido que provenía de debajo de mi cama. Para que! Más susto me agarró.
-Bueno Mariana, estas grande, no podes tenerle miedo a las tormentas. Los monstruos bajo la cama no existen, asi que a la cuenta de tres te fijas que hay –hablaba sola, despacio tapada completamente con el cubrecamas- 1… 2… y… 3 –me saqué el cubrecamas y vi una figura para al lado de mi cama- aaaah! –grite, pero justo me tapó la boca y lo vi más de cerca- Peter, que haces aca?
-Nada, quería saber como estaban.
Yo era el del ruido bajo tu cama
-Vos estuviste todo este tiempo bajo mi cama? Me viste desnuda?!
-Shh, no para –y rió- solo en ropa interior
-Pedro! –en voz alta y golpee su hombro
-Shh están durmiendo las chicas –dijo- que pasa que vos no dormís? Tenes miedo a las tormentas?
-Yo? No nene –mentí- nada que ver, soy re valiente
-Entonces si están todas bien, las dejo durmiendo con la lluvia –se paró del piso en que estaba arrodillado
-No, no, no, para, para –dije- tampoco es que soy re valiente, o sea, un poquito de miedo siempre hay
-Queres que me quede? –pregunto sonriendo
-Y dónde vas a dormir?
-Con vos
-Zarpado! –le dije
-Entonces bye bye petiza –y me saludo con la mano
-No, no, no, para –lo volví a frenar- está bien, quedate, pero una mano que se te pianta y te dejo el ojo morado –avisé levantando mi dedo
-Ey está bien, no tengo cara de violador –y reímos- pero me acuesto con vos si me decis porque le tenes miedo a las tormentas
-Que pedigüeño que estas eh! Está bien, te cuento, pero veni, acostate –haciéndole lugar- ah, y no digas ‘me acuesto con vos’, no suena muy lindo
-Ok –y solo volvió a reír.
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