Novela "Año nuevo, vida nueva" cap 28

Año nuevo, vida nueva.
Capitulo 28; Pensamientos diferentes

Se sentía completamente perdido entre tantos vestidos que la chica le había mostrado, azules, violetas, oscuros y claros, amarillos, blancos y negros. Hasta la rodilla, más largo, más corto. Y no se decidía por ninguno. Había ya protestado unas cuantas veces, y lo único que recibía a cambio era un “ya termino”. La verdad era que todos aquellos vestidos le quedaban pintados, claro, para el. Ella pensaba totalmente diferente. “Que no, que este me hace gorda, este me hace mas petiza, este es muy apretado, y este se me cae puesto. Este no me combina con los zapatos que traje, y este no me termina de convencer”. “Ese te queda hermoso, y ese también. Ese es muy escotado, no, ese no. El otro, ese. Ese que te queda por la rodilla te queda perfecto. Te quedan todos lindos, pero ese más. Si, te digo que si. Ese es hermoso. No, justamente ese no, ¡mira los escotes que tiene!”. ¿En que terminaba todo? En nada. A veces uno no entiende que no todos pensamos igual , y menos tenemos los mismos gustos. Tal vez a uno le gusta el amarillo, y a otro el rojo. O el blanco quizás. Tal vez yo pienso que las mayas son mejores que los bikinis, y tú no. ¿Es justamente eso un problema? ¿Por qué si a mi me gusta el negro y a ti el blanco no podemos elegir un gris? ¿Por qué si a mi me gustan las mayas y a ti los bikinis no podemos elegir un bikini de tres piezas? De todos aquellos pensamientos diferentes podemos crear algo que convenza a ambos....




Y una vez que pudieron decidir que vestido iba a usar la morocha, partieron nuevamente para la cabaña. Estilo strapples, pero contaba con dos finas tiritas, así lo había decidido Pedro. Color negro claro que combinaba con los zapatos, ni muy ajustado ni muy flojito, y finalmente, centímetros más cortos que el que había elegido él. Pero así y todo, había satisfecho a los dos.

- ¿Dónde estaban? –Pregunto la más castaña al verlos llegar-
- Me fui a comprar un vestido para mañana. –Respondió la morocha sentándose en una silla-
- ¿Era necesario que te acompañara Pedri my love? – El castaño la miro colocando sus manos en la cintura- A ver, mostrame que te compraste. – Pidió y se acerco hacia ella- Ya me imagino, debe ser largo como los camisones que usa mi abuela –Protestó y abrió enormemente sus ojos al tenerlo en sus manos-
- ¿Qué decías? –Pregunto de forma burlona Pedro-
- ¡Pude convencerlo al final! –Exclamo Mariana al terminar de sacarse la zapatilla del pie izquierdo- ¡Mis pies!
- Y si, como no te van a doler si estuvimos dos horas en la tienda.
- No te quejes –Pidió parándose- Si hubieras ido con Candela no salías hasta mañana en la tarde –Comento y el chico rió-
- ¡Mujeres! ¡Mujeres! –Exclamo con gracia, saliendo de aquel lugar-

Se acercó hasta la cabaña donde estaban los demás. Entró silenciosamente pero fue en vano, allí todos gritaban y discutían. ¿La razón? Pensamientos diferentes . Eugenia y Rocío optaban por salir a bailar, después de la cena familiar. Nicolás, después de varios minutos decidió lo mismo. Daniela y Gastón opinaban por no salir. Victorio quería hacer algo fuera de lo normal, no sabia que, pero justamente ir a bailar no. Agustín repetía siempre las mismas palabras “ Mañana vemos ”. El castaño que recién entraba quedo totalmente en silencio, observando como todos discutían, hasta que encontró el momento adecuado para dar su opinión.

- Para mi tendríamos que quedarnos, en la playa siempre hay fuegos artificiales, no esta tan mal. Los boliches van a estar llenos, no se va a poder ni respirar, además es evidente que nos va a traer conflictos. ¿O no? –Pregunto queriendo tener la razón-
- Claro, no es mala idea quedarnos a ver los fuegos artificiales. –Opinó- Podemos ir a bailar otro día, no justamente mañana que van a ir todos. –Propuso Mariana, haciendo que todos asintieran- ¿Quedamos así? –Preguntó y todos volvieron a realizar la misma acción-
- Listo gays. Tema resuelto. –Finalizo Agustín, parándose de la posición en la que se encontraba-

Y rápidamente todos encontraron algo para hacer. Algunos tomaron un libro, otros optaron por escuchar música, tirarse a descansar o simplemente quedarse a mirar un punto fijo. Ninguno de los pasatiempos anteriores eran los de Lali y Piter. Ambos se encontraban sentados en el primer escalón que había fuera de la cabaña haciéndose mimos. Ese era un gusto que los dos compartían. A la hora de estar los dos solos sin nada que hacer excepto amarse, no había nada que discutir. Juan Pedro elevo su brazo a una altura donde pudiera ver la hora que el reloj marcaba, y sin que se diera cuenta, Mariana también miro. Las diecinueve horas y veintitrés minutos marcaba el mismo, algo que sorprendió a la morocha, que no quiso decir nada porque sabia que el iba a comenzar con lo del vestido. La típica brisa de esa hora hizo que los dos se movieran de aquella cómoda posición.
-Hermoso, voy a buscar una campera y vuelvo. –Informo parándose pero su mano lo impidió- ¿Qué?
-No te vayas, quedate. –Pidió acercándola hacia el- Si te pones una campera no sirve de nada que te abrace –Susurro a su oído, cumpliendo con lo ultimo-
-Entonces me quedo.

No quedaba nada más por hacer, salvo besar sus labios. Llevo sus manos hacia la nuca del castaño, con firmeza la acerco hasta ella, acortando los milímetros que le impedían unir sus labios con los de él. Se hizo desear, cosa que a Pedro lo desespero. Jugo varios segundos a rozar sus narices, hasta que Pedro tomo el control de la situación. Fue el quien ahora la tomo de la cabeza y la besó con todas sus fuerzas. Mariana tan solo se dejo llevar, sintiendo aquel amor.