En los transcursos de los dias estamos subiendo información que fue borrada en nuestro blog, debido a unos problemas ajenos al blog. Además de esto, estaremos haciendo reformas y algunos cambios en el blog.
Sepan disculparnos!

martes, 24 de marzo de 2009

Novela "Año nuevo, vida nueva" cap 29


Año nuevo, vida nueva.
Capitulo 29; Año nuevo
{Primera parte}

Abrió sus ojos por primera vez y no noto nada distinto, salvo que su cabeza estaba apoyada en el pecho de Pedro, que se encontraba al descubierto. Sin darle importancia volvió a cerrarlos para tratar de volver a caer en aquellos hermosos sueños. Los abrió otra vez al recordar la fecha en la que estaban. Treinta uno de diciembre. Estiro su espalda y le dedico una ojeada al reloj del castaño, siete y media de la mañana, por supuesto, la única despierta a estas horas. Se despegó lentamente de él y apoyo sus fríos labios sobre los lastimados de Juan Pedro. Dio un fuerte apretón y siguió con lo que tenia planeado. Sustituyo su short blanco por un pantalón deportivo color gris y tomo la primer campera que encontró en la enorme valija. Introdujo ambos brazos en las mangas de la misma y una vez que se encontraba abrigada salió de la cabaña, haciendo el menor ruido posible. Caminó lentamente con su mirada pegada al piso, una amplia sonrisa en su rostro y sus dos manos escondidas en los bolsillos del pantalón. Amarró su extenso y morocho pelo sencillamente y se dedicó a escuchar el silencio. Nadie caminaba por aquellas angostas calles de Pinamar, los negocios no se encontraban abiertos como siempre debido a la fecha, seguramente lo harían mas tarde....



Únicamente encontró un pequeño quiosco escondido entre los arboles donde pudo comprar lo que quería. Una vez que lo tuvo en manos siguió aquel recorrido que no tenía lugar alguno para parar, hasta llegar a una de las escaleras que facilitaba la entrada a la playa. Sintió como sus zapatillas se llenaban de arena al instante en que la tocó. Lentamente se fue agachando hasta que sus piernas se encontraron estiradas sobre la arena. Abrió aquel alfajor que ansiaba comer desde que lo compró y se dispuso a ver como las olas chocaban. Sintió un cosquilleo en su pansa, algo que hasta hoy era desconocido para ella. O tal vez no. Ese cosquilleo era muy parecido al que sintió cuando… cuando se enamoro por primera vez. ¿Pero por que? Aquellas mariposas habían sido porque su vida, su historia estaba cambiando. Se estaba enamorando por primera vez y todo iba a cambiar. Eso, algo estaba por cambiar. Y desde ese momento ella supo que a partir del día de hoy no todo iba a ser igual, lo presentía. Tal vez se estaba equivocando, tal vez solo es la sensación de querer que algo cambie, pero estaba demasiado segura.

- ¡Lali! –Exclamo Eugenia al verla llegar- ¿Dónde te habías ido tan temprano? –Pregunto corriendo hacia ella-
- ¿Qué pasa, estaban preocupados? –Repregunto con una sonrisa, sin intereses de contestar lo que la rubia había consultado-
- Claro petiza. –Aseguró Nicolás- Son las tres de la tarde, te estábamos esperando desde las diez de la mañana.
- ¿Desde las diez? ¡Que dormilones que son todos! Me fui a las siete y media. –Comentó sentándose en unos de los sillones, al lado de Pedro-
- ¿Se puede saber que hacías friend?
- ¡Si yo supiera te contaría Can! Salí a caminar, pare en la playa y me quede ahí. Respondió al fin, después de tantas vueltas-
- ¡Nos podrías haber mandado un mensaje Lali! No sabes como estaba Pedro, casi contrataba tipos para que te fueran a buscar por todo Pinamar –Bromeó Gastón, recibiendo la amenazante mirada del castaño-

Rió. Sintió como los brazos del mismo la rodeaban. Sintió aquel calor que extrañaba hace unas siete horas. Volteo e imprimió un cálido y largo beso en su mejilla, haciendo que por primera vez sonriera. La estrujo más hacia su pecho, transmitiéndole que se había preocupado demasiado al no despertarse con ella. Mariana no pudo hacer más que tomar las manos del chico y comenzar a jugar con ellas.

- ¡Me canto primi en bañarme! –Exclamo Candela, haciendo que todos comenzaran con aquel canto-
- Yo soy segunda –Afirmó la morocha desde su posición, observando como su amiga negaba con su cabeza- No Euge, vos estás diez años en bañarte. Dejame a mi primero, si no después me termino bañando con agua fría. –Protestó haciendo que todos rieran, incluso la rubia-
- Esta bien. –Aflojó Eugenia segundos después-

Todos se pararon de golpe, causando la fuerte risa de la mayoría.
Con ágiles movimientos ya se encontraban en las cabañas correspondientes, prontos para bañarse. ¡Que rápido pasaba el tiempo! Seis de la tarde, esperando que fuesen las nueve para aquella cena. Mariana aguardaba impaciente con su toalla, su hermoso vestido y otras prendas, sentada sobre el sillón más cercano. Sabía que su amiga Candela también demoraba en arreglarse, y más en caso como estos, pero un segundo en el día de hoy se le hacia una eternidad. Algo estaba por pasar, estaba más que segura. Nunca fue de sentirse así, tan impaciente, tan nerviosa, tan feliz sin alguna razón. Algo cambiaría. Y en el medio de aquellos pensamientos, Candela salió de aquel baño, dejando que Mariana entrara con una enorme sonrisa dibujada.
Y una vez que estaba totalmente limpia, con aquel vestido puesto, maquillada, totalmente producida y con aquella sonrisa que tenia desde que despertó, le cedió el lugar a Eugenia. Minutos después de quejarse porque el agua salía totalmente helada, las tres terminaron los últimos detalles, como siempre lo hacían. Eugenia con una corta pollera y una remera haciendo juego, un moño con finos mechones para afuera y unos zapatos de taco alto como le gustaban, Candela con su pequeño cuerpo se encontraba dentro de un vestido blanco, peinada con una delicada trenza a la izquierda y unas chatitas en sus pies, totalmente nuevas. Y por ultimo Mariana, lucía por si sola adentro de aquel vestido negro claro, con unos zapatos hermosos pero extraños y con la planchita recién hecha, y como ultimo detalle un pequeño broche amarrándole un mechón. Salieron atrás de los padres de Candela, y al llegar al lugar indicado donde se haría la cena quedaron completamente boquiabiertas las tres. Nicolás, Agustín y Pedro de traje. Los últimos nombrados al notar la presencia de ellas dieron un pequeño giro hasta poder verlas de cerca. Los ojos de cada uno tomaron un brillo que nunca habían tomado. Al rato, Rocío y los restantes se hicieron presentes también, dándole lugar a que aquella cena “familiar” comenzara.

1 comentarios:

FlorJonas dijo...

Esta buena la nove

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