Capitulo #43: Tiempos de Violencia
Ya era tarde, anochecía en toda la ciudad. Candela llamó a la casa porque necesitaba una salida de compras, necesitaba ver bolsas de distintos locales. Eugenia fue quien agarro las llaves y salió, después de esperar unos diez minutos a Nicolas, dejándome sola en la casa. Estaba en la cocina, sacando los platos, vasos y cubiertos de la alacena para aquella cena, cuando sentí que dos manos se posaron sobre mi cintura.
-Vas a preparar la cena? –me preguntó al apoyar su mentón en mi hombro
-Sí –solo dije y cerré la puerta de la alacena para dejar todas las cosas sobre la mesada
-La viste a mi hermana? La estoy buscando y no la encuentro –y se desenredo de mi cuerpo para quedar parado a mi lado
-Salió con Cande de shopping y con Nico
-Ah, con Nico dijiste?
-Sí con Nico –lo miré- y no empeces con que es muy grande y esas cosas porque ni vos te la crees
-Perdón? Soy su hermano y me tiene que hacer caso, cuando yo digo que no es no –y lo volví a mirar- que, que me miras?
-Te miro porque sos un guardabosque. No podes ser asi con ella, es tu hermana Peter!
-Y? Yo hago lo que quiero con ella, es de mi propiedad. Y si no entiende, voy a las bofetadas
-Vos te escuchas cuando hablas? –Reproché- que violento que sos, sabes que no me llevo bien con la violencia..
-Ya sé, igual estaba jodiendo –y me abrazó para que pegue mi cabeza en su pecho y también coloque mis brazos alrededor de su cintura- jamás le pegaría a nadie, y menos a una mujer. Pero si vamos al caso, estamos viviendo tiempos de violencia en el mundo
-Pero no por eso tenes que ser igual que ellos –levante mi cabeza para mirar sus ojos verdes oscuros- yo sé que no sos violento ni nada por el estilo, pero cuando hablan del tema es como que no me siento bien. No me gusta saber que a una persona la lastiman por pensar diferente, porque yo lo pasé
-Lo sé –acarició mi mejilla- perdoname –y me volví a apoyar en su pecho- Y que es lo que me vas a hacer de comer?
-Como? Hacer? No soy tu mucama eh –dije en tono gracioso al volver a mirarlo- vos me vas a ayudar a cocinar
-Siempre haciéndome laburar loco –se quejó
-Si no haces nada, de que te quejas! –reí
-Hablo la Multiacción –bromeó y solo golpee su cabeza rapada- ey, no a la violencia –y sonreí para que se acercara a mi cara y nuestros labios tengan contacto. Con mis brazos rodee su cuello y él, agarrándome de la cintura, me levanto quedando en los aires
-Bueno basta, dale –y un pico se le escapó sobre mi boca- hagamos la cena
-Dale –dijo
-Si me dejaras en el piso sería mucho más fácil
-Tenes miedo a las alturas? –comenzó a reír y me soltó. Yo solo lo mire cruzándome de brazos
-Lo único que falta, que me trates de petiza –y me miró con una cara bastante obvia- basta, dale, ayudame a preparar la comida –y gire hacia la mesada mirando que podríamos hacer. Se escucho sonar el rigtone de un celular
-Hola –atendió, era el de Peter- Eugenia, estas llorando?... Que paso? Habla!... No te entiendo, que paso?...Que? –sorprendido, me miró- donde están?... Ahora vamos para allá –cortó y me agarró del brazo- vamos
-Para, adonde? Que paso?
-Nicolas y tu ex, eso pasó
-Que? –sin entender.
Subimos al auto, y a la velocidad que pudimos, salimos hacia el lugar que Eugenia le había dicho a su hermano por el teléfono. No entendía nada. ¿Eugenia llorando? ¿Nicolas y Pablo peleando? ¿Y Candela donde estaba? Llegamos a una esquina y vi el auto de mi rubio estacionado allí. Mis dos amigas gritando desesperadas sin recibir ayuda alguna. Y Nicolas junto a Pablo golpeándose a sangre fría. Bajamos rápido del auto y salimos corriendo hacia ese punto.
-Para! Para Nicolas! –Gritaba Peter al agarrar a Nicolas de los brazos- estás loco?
-Él está loco! –contestó al ver como Pablo se levantaba del suelo- lo escuche hablando por teléfono, diciendo que iba a serle algo a Lali –y yo lo miré, miré a Pablo, miré a Peter para que notara mi tristeza que se dejaba notar con solo un vistazo. Eugenia me abrazo sin dejar de llorar y yo no dejaba de mirar a los tres hombres
- CUIDADO!- grité a viva voz al ver que mi ex novio se acercaba por la espalda de Pedro, y éste se dio vuelta y con su mano lo agarro del brazo
-Te voy a matar idiota! –le dijo y golpeo, con una trompada, la mejilla de Pablo
-No! Para Peter! –grité al mismo tiempo que Eugenia, sin despegarnos del lugar
Ver como tres hombres peleaban por una mujer. Ver tres mujeres llorando mirando aquella escena. Ver sangre correr por algunos rostros. Escuchar gritos. Escuchar insultos. Escuchar golpes. Sentir calor. Sentir frío. Sentir miedo. Sentir soledad.
Por más que no estemos en una guerra, por más que no usemos armas de fuego, por más que no matemos a alguien, podemos decir que vivimos tiempos de violencia.
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