Capitulo #47: Quince Años
El sol fue el culpable de que abra los ojos. Me molesto un poco ver la luz del día, pero me alegre al verlo a él abrazado a mi cintura y solo sonreí. Pero después baje a tierra, reaccione y me di cuenta de lo que había hecho.
-No! –levante la sabana- estoy desnuda! No! Que hiciste Mariana?
-Algo hermoso –respondió por mi cuenta al abrir sus ojos
-Hermoso? Vos me estas jodiendo Peter? Nos zarpamos! –me miro con cara obvia- bueno, tampoco es que nos zarpamos mucho, pero supuestamente yo estaba enojada con vos –giré para quedar enfrentados- quien era esa chica que trajiste?
-Esa chica es la prima de Agus que vino a buscar algunas cosas de él que yo tenía
-Enserio? –pregunte mientras acariciaba su mejilla
-Sí. Igual, yo era el que estaba enojado con vos porque me dejaste –e hizo un puchero el cual me causo muchísima ternura
-No, yo nunca te deje, solo te pedí un tiempo –y bese su nariz- pero ya lo pensé y me di cuenta que no me hace bien estar lejos tuyo
-Y eso que paso un dia eh –rió
-Peor si pasan los años –al recordar lo que Eugenia me había dicho- me perdonas?
-Nose –miró hacia otro lado
-Dale –le pedí haciendo puchero
-Bueno, está bien –me dijo al mirarme y sonreír para acercarse a mí y besar mi boca
-Che, y que onda? Digo, nos tendríamos que ir vistiendo, no?
-No, no –me abrazo- un ratito más
-Esto es una locura, te diste cuenta lo que hicimos?
-Sí, estoy loco pero de amor por vos –y lo mire tiernamente- te amo –y no conteste, me quede paralizada solo mirándolo- y no te estoy apurando para que vos también me lo digas. Cuando lo tengas ganas de decir, lo decís, pero se igual todo lo que sentís por mí. Con que me lo demuestres me alcanza y sobra, y ya lo demostraste bastante –sonrió
-Gracias –solo le dije- gracias por entenderme –y lo abracé para que mi cabeza quede pegada a la suya- igual opino que habría ir poniéndose la ropita
-Está bien –rió- pero prométeme algo –lo miré- que hoy vas a venir a un lugar que te voy a llevar
-Y si me vas a llevar obligada no te prometo nada –reí y bese su cachete- está bien, y se puede saber dónde?
-Sorpresa...
Odio cuando me hacen eso, y él lo sabía muy bien. Cuando éramos chicos siempre me hacía lo mismo y yo me enojaba porque nunca me decía la sorpresa de que trataba, y hasta el otro dia tenía la espina en la garganta. Después de estar una hora más ahí acostados, mientras él me burlaba y yo me enojaba de cada una de esas burlas, nos levantamos para solo cambiarnos. Justo en ese momento sentimos pasos que provenían de la escalera y, en el cuarto, apareció Eugenia que agrando demasiado sus ojos al vernos juntos. Por suerte estábamos cambiados y no vio otra cosa que yo no quería que viera, pero igual gritó dejando un eco tremendo en la casa. La tarde la pasamos así, los tres juntos como hace quince años. Recordamos cada momento vivido, cada broma pesada que le hacíamos a los vecinos, cada cumpleaños, cada pijama party en su casa. Recordamos todo, todo lo vivido hace quince años. Antes de que anocheciera, Pedro me agarro de la mano y salimos de la casa, dejando a Eugenia sola, aunque iba a invitar a Nicolas para hacerle compañía en la cena. Comenzamos a caminar y no entendía donde me estaba llevando, pero nunca lo iba a entender si no me dejaba llevar por él. Solo lo entendí cuando llegue. Cuando pise esa plaza, algo descuidada, en la que nosotros, hace quince años, íbamos a divertirnos todos los fines de semana y donde paso un recuerdo que jamás borrare de mi mente.
-Te acordás de este lugar? –me pregunto
-Como olvidarlo –sonreía mientras miraba todo alrededor
-Y te acordás de este árbol? –al pararse al lado de uno, donde había un montón de palabras talladas
-El árbol que compartíamos los tres –recordé al tocar la corteza- donde escribíamos nuestros nombres –al ver el mio ahí tallado- y donde me dijiste de ser tu novia –lo mire
-Sí, y es por eso que te traje acá. Quería saber si te acordabas de esto
-Nunca me olvido de estas cosas
-En todo este tiempo que no nos vimos, y cuando podía, venía a este árbol porque me daba paz, tranquilidad y esperanza de que me iba a volver a reencontrar con esa persona que tanto quise.
Ahora estas acá, toda una mujer
-Sí, bueno, saca el tema de ser mujer, tenemos que hablar seriamente por lo que pasó hoy eh –le dije en tono de reto para que solo ría
-Me vas a dejar hablar? –asentí- y ahora que te tengo, y ahora que estamos aca en este árbol en el que pasábamos nuestros ratos libres, quiero volver al pasado y hacerte la misma pregunta que hace quince años, cuando teníamos solo seis años –solo lo seguí mirando y no pude evitar sonreír sin mostrar mis dientes y bajé la cabeza- si vos nos queres, no importa, solo quiero que sepas que te sigo queriendo de la misma manera que hace quince años –y coloque mi dedo en sus labios para que callara y me acerqué a él
-Si vos haces la misma pregunta que hace quince años, yo te doy la misma respuesta que hace quince años –saque mis dedos de su rostro- sí, quiero ser tu novia
Hace quince años jugaba a la pelota con él y su hermana. Nos juntábamos en su casa para mirar películas de Disney y comer pochoclo. Íbamos a la plaza de la zona que la bautizamos como Nuestra Plaza. Elegimos un árbol entre los tres en donde escribíamos mensajes, nuestros nombres y dibujábamos muñecos y corazones. Un dia, en aquel árbol, él me pidió de ser novios. Yo le respondí con un sí.
Solo teníamos seis años, y ahora tenemos diecinueve y veinte, y decidimos volver al pasado, viajar quince años atrás, para cambiar nuestro presente y quién sabe, nuestro futuro. Volvimos a tenes seis años. Volvimos a ser novios.
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